La cima de la montaña


La cima de la montaña no tuvo más remedio que ir al bosque.
Se hizo atar a la espalda los dedos amputados, y,
cada día era más pobre. De repente, se abrió la puerta
y entró el diablo. Y cuando se miró en sus ojos sintió
que estaba llorando.
Al salir del bosque por el lado opuesto,
cruzó el río a nado con los pies descalzos.
Pero un año más tarde, cuando la lluvia cesó,
le nacieron mil puertas, dos ventanas y un hijo barbudo.
El niño llevaba en la mano una jabalina,
y en un momento de distracción, se la clavó al diablo.
Atravesó su corazón que era un sol latiendo.
Y le dio un mendrugo de pan seco, diciendo:
--Esta muerte es merecida.Come tu pan y largo.
El diablo no tuvo queja, muy al contrario, comió su pan,
y se volvió huesos bajo la nieve.
Es por esto que dicen que: de cada blanco de hueso
sale un diablo. O al menos eso nos han dicho.








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