Almafuerte
La serpiente emplumada,
a la vez terrestre y aérea,
muestra que a todo Edén corresponde
un previo calvario; de allí la cruz, Quetzacoatl. Al fin y al cabo,
el Cristo en la cruz es un pájaro
a la tierra encadenado, esperando alzar el vuelo,
de un momento a otro. Los árboles todos son pájaros
que han echado raíz, pero sus brazos
bien abiertos
intentan abrazar el cielo.
Buda alcanzó la iluminación
a la sombra de un árbol-pájaro.
Todo pecado es el reverso de un milagro,
su continuidad mágica, su tubérculo.
Diría Almafuerte:
“… fiebre de perfección en lo deforme,
Y hambre de superluz en lo perfecto;
Soberbias de Luzbel; vacío enorme
En el alma sombría del insecto…”
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