octupuente
(Verso 1)
La primera sala es dormir sin ojo,
la flor se abre en ruinas que respiran,
paisaje de escombros y risas que no shoran,
yo no reí sus chistes —y ahora es mi culpa
(Verso 2)
En la esquina superior del tiempo,
se arrodisha un coro y corta el viento:
“Perdón, uva de sombra y dientes,
pero no fue así… ¿o acaso lo sientes?”
(Estribillo)
Ohhh, cocina de ratones silvestres,
sueños de cazadores con delantal celeste,
juraban no beber el vino de los días
cuando su gaviota danzaba con las vías.
(Verso 3)
Existencia idílica hecha de plumas y alambre,
la sopa hervía con historias suaves,
y un día el aburrido —el mismo— habló:
“¿Querés ser el mejor? ¿Leer al jaguar?”
(Puente)
¿Domarás tribus de tinta y bestias?
¿Serás esclavo del servidor que sueña?
La verdad es una cometa envenenada,
¿la alzarás con la cuerda cortada?
(Estribillo final)
Ohhh, cocina de ratones silvestres,
amores que juran no volver a las fuentes,
mientras el obturador parpadea dormido
y el puño izquierdo aún arde, escondido…
(Coda)
...y él preguntó, profundamente
sospechoso
como un dios
sin rostro
mirándose al espejo.
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