una representación asimétrica del Tamiz de Apolonio




Las ya desamparadas culpas
desconsoladas como gallos sin sol
con pies de roble antiguo
caminando al borde del más
espumoso cataclismo

azules señoras de tacos altos chinos las guardan
en bufandas que tejían 
tan escandinavas, ay, pobre culpas,

como si el mundo estirara sus ocho
brazos largos de pulpo
para pegarse 
en la rima de Garcilaso
con ventosas de sutil sufrimiento sufí 
recién nacido
en mal oído para la clara gloria
de una sombra de hora que cae
en minutos-catarata

quisiera que estas ovejas no me
no me
no meeeee meeee
miraran con 
ganas de jugar al ajedrez

diremos, a modo de parcial moraleja:
quisiera cansarme de pura siesta
aquí y ahora: esta misma tibia tarde
de viernes sin mucho plumaje

las nobles verdades, las nobles verdades
curan, claro, pero, 
¿qué hacemos con los quebrantos del rocío, 
qué le decimos a la flor del crisantemo?

Cero siempre será cero: El tamiz de Apolonio
tan abierto
y cerrado sin embargo, como si fuera
un Domingo, 
pero de esos Domingos de hace
cien años,
con campanas de Iglesia y gente que
creía en un dios personal y le ponía
a sus hijos el nombre de los santos,
creían, bueno, o al menos
eso decían, pero bueno, no existe microscopio
para el fuero íntimo, y además
íntimo es una palabra tan incómoda


**imagen via wikipedia




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