cuadernos tibetanos

Al fin todos morimos, caen hojas lentas. Truenos que hablan, la noche tiembla. Luna llena, luna vacía. Círculo eterno, nadie la guía. Humo de pipa, se va en el aire. El tiempo sigue, nunca se atrasa. Sin motor, la rueda gira. Carne sin alma, alma suelta. Al fin todos morimos, caen hojas muertas. El trueno canta, la sombra alerta. Luna que vuelve, luna que calla. El humo marca, lo que se acaba. Reloj despierto, sin despedida. Alma sin cuerpo, suelta la vida. Al fin todos morimos, y nadie espera. Sólo la luna, llena y vacía.

Sombra callada, labios que rozan. Un gesto breve, la noche posa. El aire tiembla, la piel recuerda. Oscura brisa, se enciende lenta. El beso queda, sin luz, sin tiempo. Fugaz relámpago, secreto eterno. Camino quieto, tu voz no nombra. Solo el suspiro, beso en la sombra.

Inhalo, silencio. Exhalo, camino. El aire, me nombra. Respiro, soy uno.

En una ventana, se empaña el frío. La nieve cae, queda el silencio. Respiro lento, se borra el vidrio. El mundo blanco, me sueña tibio. Sombras de invierno, pasan despacio. Cruje la casa, el tiempo helado. Dibujo un gesto, sobre el cristal. Se va borrando, como pensar. En la ventana, se aposha el día. La nieve canta, pura y vacía. Queda la huella, del aire quieto. Un beso ausente, vuelve en secreto.

Dedos que tocan, la lluvia fina. Gotas que caen, piel que respira. El agua corre, tiembla el sonido. Dedos y lluvia, todo es lo mismo. Cruzan las manos, sobre la nada. La lluvia escribe, palabras blandas. Dedos abiertos, reciben cielo. La lluvia enciende, fugaz destello. En la ventana, golpea el día. Dedos de agua, hacen poesía. Silencio húmedo, camino lento. Dedos y lluvia, sueñan el tiempo.

Descalzo voy, sobre la tierra mojada. El barro canta, se pega y me abraza. Camino lento, respiro la nada. El barro guarda, mi huella callada. Descalzo sigo, me hundo y me alzo. El barro late, soy barro y descanso.

Nunca responde, Dios nunca responde. Duerme en la sombra, duerme en el nombre. Pregunto al viento, se quiebra el aire. Sólo el silencio, vuelve a mirarme. Nunca responde, Dios nunca responde. El mundo arde, su voz se esconde. Camino largo, cansado y solo. Llevo preguntas, sin acomodo. Nunca responde, Dios nunca responde. Duerme en los cielos, duerme en los hombres. Rezo en la noche, me muerde el frío. La voz que espero, no ha respondido. Nunca responde, Dios nunca responde. El sueño queda, vacío donde.