canción de mil imperdonables perdones

entonces aquí diré traspié
de la huella hazaña de pestaña mariposa
bajo la lupa con poca o ninguna música
por mi mujer de ombligo en porvenir azul
con ocioso zigzag apenas de bambú

dudando claro espacio nuestro de nervio topacio sonoro
que de sólo silencio nos pervive aquí temblando
amarillo tan sin firmamento recién colgado
incierto en el absorto pájaro que pierde en pleno vuelo hoy su ímpetu
llegando al borde del primer beso al pleno poro
en puro fuego
perdón de todo mundo ardiendo

perdón mío sin pies
y aún así descalzo perdón sin ergo ni ego
perdón de paisajes de mutuos accidentes
de un poco de pudor que aquí nos enflaquece

en este perdón de noche recién erizado
murmurado perdón mientras corre
la sangre por el cuello duro de jade
de estatua que nos mira en el espejo y no entiende
por empañado todo antojo recién roto
perdón aquí es todo mi tormento

perdón imposible de perdón envilecido
un millón de rodillas veces te pido
perdón grave en las narices fragmento
de perfumes de laurel y romero
perdones de diamante de brillantes muertes
que suspiran fuerte ideales perdones materiales que laten
por todos los errores del aire
perdón de mil perdones
perdones de viejos colores primordiales
aquí entonces

se repite y tal vez se redime el traspié
en perdón de perdón porque sí sin raíces
perdones que pretenden ser flores plurales
perdones sin piel que acaban singulares
abiertos infranqueables perdones insondables
pero ya sé de antemano que no hay perdón posible

insensibles perdones de cisne aquí no caben
sin reproche esteriles lo sé mis pedidos perdones
pero igual perdones
perdones de arcoiris antes de la lluvia igual perdones
perdones de cangrejo que repite mientras retrocede
tu nombre
perdones imperdonables aquí entonces