habla el vino


y entonces habló el vino:

“Santísimo Padre, desatadme de mis pecados,
mas no de la obligación de seguir
a Nuestro Señor Jesucristo”

y luego el vino hizo silencio

incómodos nosotros no quisimos
comentar el incidente con nadie salvo
con quien quizá por accidente lea esto

una cierta intimidad conviene a los milagros
resultan así tal vez más eficaces



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