el poema que mató a Pablo
mucha horas dedicó
Pablo a mirarse los dedos
nada en especial
le llamaban la atención
también leía libros
pedazos, casi nunca enteros
hablaba de cosas que no sabía
como si supiera y casi nadie
se daba cuenta
persona torpe, ociosa
y tal vez sólo tal vez
ligeramente tierna
hubiera querido ser
un tipo iluminado, tranquilo
pero la ansiedad le mordía los talones
el miedo le partía los labios
sufría bastante de insomnio
escribía demasiado
--creía en los círculos
la música mejor para su tonta
idea de música
se resumía en un ruido
o un mantra
repetir la palabra hasta que
pierda todo sentido
vivir en el luminoso vacío
hablar como ladran los perros
quiso que lo quisieran todos,
pero quién no
lo redimió
quizás un poco la curiosidad
quizá el amor de Daveyba
y así como sin darse cuenta
dio el último suspiro
se murió como es lógico
pero queda este poema
que lo recuerda de un modo borroso
al menos por un rato más
por lo que dure
lo que dura cualquier accidente
y después
después el mar, el sol
y el viento
que son lo único eterno
mucha horas dedicó
Pablo a mirarse los dedos
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