el aire


En tiempos remotos vivía en una nube un anciano gigante. Compartía la nube con un gato
del tamaño de uno de sus orificios nasales. De hecho, el gato vivía en sus narices. Ora en
el orificio izquierdo, ora en el derecho. No sentía cosquillas.

Cuando pasaba cerca algún pájaro lo aplastaba con sus manos haciéndole crujir los huesos.
Desde otra nube un Buddha lo observaba.

Cansado de ser visto, un día el gigante le dijo:

"¿Soy tan interesante como para que no dejes de verme? Ni siquiera pestañeas"

Y el Buddha dijo:

"El aire es lo que más duro que hay, mil disculpas"







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