apenas otra alma dormida
El brujo de mi tribu, chamán magnífico,
los búfalos lo siguen a todas partes, ha construido una réplica de la torre de Babel
en miniatura, se ríe de dios, porque cree
que es un invento humano, quién sabe, quién sabe, “odio a dios porque me hace daño, y yo no lo hice nada”, dijo una vez,
imitando a Esquilo,
Anasi, la serpiente emplumada, le habló de la Gente de Fuego,
que vive a las puertas del purgatorio, apenas un alma dormida,
aviva el seso y despierta, la Gente de Fuego la enciende,
para que pueda mantenerse ante la adversidad firme,
quién sabe, quién sabe, y el brujo dijo:
“Skazaniya buryat, zpasinniyia raznyni sobiratelyami”,
y así se libró de la enfermedad, 7.550 a.C;
El brujo vive en una cueva, se alimenta de las sombras, cuello corto, sin barbilla,
cejas espesas, nariz anchísima, hocico de perro en celo,
pechos de anciana marchitos, piernas combadas en arco,
músculos gimnásticos, manos vacías, sin un centavo,
sin un centavo
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