Bajo un ginkgo

El hombre de la vida invisible, tiene en los ojos huecos. Y en los huecos bosques. Y en uno de esos bosques, bajo un ginkgo, estoy soñando lo que escribo.
Tengo las manos frías, secos los labios. Nada de sed, tampoco hambre.
Dicen que un sueño no dura mucho, salvo que se sueñe un sueño sin tiempo. Podría ser un accidente, la imposibilidad misma de escapar de un momento. Un sueño que se come al soñador. Y no

Comentarios

Entradas populares