Hegel Intergaláctico



«¡Bienvenido sea el dolor si es causa de arrepentimiento!». (Hegel)


1.

Soy Dios y, aunque no tengo buena memoria, les quiero contar algo que pasó el año pasado. Estoy ciego, pero mi arcángel Fryderyk es mi ojo y también, de algún modo mi consciencia, aunque eso a ustedes no les interesa.
Lo que tengo que contarles le ocurrió a los humanos, en su planeta natal, La Tierra. Esa microscópica esfera de azul salobre, aunque en realidad ningún color exista. Cierto, la existencia se da de muchos modos y en grados, pero no me tiren la lengua.
Comenzaba el otoño en la parte Sur del globo, cuando el cielo se pobló de espirales.
“Usted quiso decir Hélice. El cielo terrestre se pobló de Hélices”, mi arcángel Fryderyk me corrige.
Eso quise decir, sin duda. El cielo se pobló de hélices. Hélices vaporosas como nubes. Luego cesaron las comunicaciones. Se interrumpieron las señales eléctricas, el tiempo pareció detenerse. Las hélices tejieron redes. Todo el mundo tuvo sed, y cambió el paisaje.
Cada humano se sintió como un dios. Y lo fue. El mundo era un mosaico de imágenes, dimensiones yuxtapuestas, mutuamente contradictorias pero coexistentes. Sombras tibias convivían con océanos primordiales, Dragones sobrevolaban los pantanos y desde las cuevas de los rascacielos más altos, Anubis, Zeus o el mismo Odín, hacían milagros relampagueantes.
Lo más raro era la multiplicación de los arquetipos equivalentes. Es decir, de pronto, teníamos una veintena de Apolos conversando. Eran los que habían sido, esto es: meros mortales, con un bagaje incierto de recuerdos, de pronto convertidos cada uno o cada una en un Apolo distinto, con secretos y perfiles fácilmente diferenciables.
“Tengo sed”, dijo el Apolo más alto.
“Algo singular ha ocurrido, es lógico tener sed, o en mi caso particular, dolor de estómago”, dijo un Apolo translúcido.
“Esto debe ser un milagro. Siento que soy eterno, y al mismo tiempo un cuerpo, pero un cuerpo omnipotente, que se alimenta de aire”, dijo el Apolo bigotudo.
Las familias dejaron de serlo. La antigua gente se agrupaba por divinidades. Pero pronto esas formas, que parecían haber durado un infinito, trocaban en otras y había necesidad de reinterpretarse. Lo que fue serpiente del arcoíris era una piedra volcánica, y luego copo de nieve y luego un trozo de silencio y luego pupila y tal vez caparazón e incluso raya de tigre.

Pero de fondo siempre la pequeña y confiable conciencia. La que sabía que había habido un residuo originario de individuo, o al menos la apariencia inicial de serlo. Y esto producía una amplia tristeza.




2.


María alcanzó el Nirvana justo antes de las Hélices. Su pequeña consciencia se disolvió en la Conciencia Grande. Salió de todo tiempo y espacio y también huyó de toda causa y efecto.
“Huir no es la palabra precisa”, opina mi arcángel Fryderyk.
Bueno, diré entonces que se fue de toda cárcel, curándose de la rueda de la reencarnación interminable.
“Así es mejor”, acota Fryderyk.
En su disolución, María entendió que no era nadie. Que nadie era Nadie, sino un singular multi-accidente. Fue como ver evaporarse una nube. O una de esas Hélices increíbles.
Había experimentado algo similar en sueños lúcidos. Esto nos ha ocurrido a todos. De pronto uno se despierta dentro de un sueño, y se da cuenta que está soñando. Por ejemplo, estamos a orillas del mar Caspio. Y es un día tranquilo. Pero no hay mar ni día ni tranquilidad, porque estamos soñando. Y, por pura curiosidad, rasgamos la textura del sueño, como quien corta una tela. Y así, por el corte, metemos nuestra conciencia en forma de cuerpo fantasma y estamos en la nada más oscura. Pero esa nada palpita, y es sólo la antesala de una cremosidad blanca que piensa. Y es esa cremosidad la que en último término nos sueña. Así es más o menos el Nirvana, si vamos a ponerlo en palabras.
Llegada a este punto, María entendió que la misma apariencia de ser María no dejaba de ser cierta manera de aparecer de la Conciencia Grande. Y en este sentido, la dualidad real/irreal era también una falacia. Por lo que abrió los ojos y volvió a su paisaje originario. Y encontró todo igual, salvo que no estaba la gente.



3.


No estaba la gente en su lugar habitual. Y en el cielo había redes de Hélices. Por lo demás, todo era como siempre. Ciudades vacías, mecánicamente vivas. María subió a su bicicleta y pudo comprobarlo. Entonces recordó que era Jueves. Jueves de tertulia trostkista.




4.


Jesús tomó la palabra.
“Camaradas, la hora nos reclama un pensamiento aún más crítico y fino que de costumbre. Vemos un mundo vacío, o cuasi vacío, gobernado por fuerzas sutiles. El proletario de a pie, e incluso el jactancioso capitalista, se han desvanecido de sus sitios. Y aquí estamos, nosotros, reunidos alrededor de esta mesa, unos pocos, los de siempre, pero acaso los últimos humanos vivos”. Se hizo un grave silencio y habló Federico:
“Es muy espeso este asunto. No hay ni insectos, a pesar del calor agobiante, por ejemplo, y de la humedad, ni un mosquito. Tampoco perros, ni gatos. Mi pelícano Zui Long, por ejemplo, ha desaparecido”.
Verónica, amiga de la infancia de María, también presente, dijo:
“Todo es efecto de las Hélices”.
“Todo es causa y a la vez efecto de todo”, opinó María, aún nirvanizada.
“Sabemos que parece haber una correlación entre la aparición de las Hélices y la desaparición de la gente. No obstante, el mecanismo por el cual se afirma esta correlación resulta incomprensible”, acota Jesús, rascándose las barbas.
Federico tiene una hipótesis:
“Estas Hélices, es evidente, se interconectan en redes. Estas redes establecen una corriente energética permanente. ¿Se han dado cuenta de que ya nunca anochece? Ahora bien, al momento de conectarse, es posible que la red produjera una descarga tan enorme, que borrara a la mayor parte de la población humana y animal del globo. Y apenas restamos algunos sobrevivientes”.
Era una buena hipótesis. Reflexionaron en silencio. Tomaron té. Comieron alfajores.




5.


María frente al Mar Caspio. Se da cuenta de que está soñando. Una puerta flota en la orilla. La abre.




6.


Camina descalza sobre la nieve, hasta llegar a una cabaña. En ella descansa frente al hogar encendido. Troncos de quebracho ardiendo. Arrecia la tormenta.



7.

Se quedó dormida dentro del sueño, tan a gusto en la cabaña. Y vuelta al mar Caspio. Alguien le toca el hombro, se da vuelta.



8.

“Soy Willfog”, le dice sin mover los labios. Difícil, sino imposible describirlo. Le explica su curiosidad. Quería conocerla. No siendo humano, ni corporal, pensó que lo mejor sería un sueño. Ella estuvo de acuerdo.



9.

Willfog le habló de su raza. Le dijo que venían de otro universo. Entraron por una fisura en un sueño. Un sueño de María. Por eso Willfog quería conocerla.





10.

¿Qué pasó con la gente?, quiere saber ella. La gente es un cúmulo de sensaciones, la condesamos en formato gaseoso, mediante el sistema de Hélices. Luego el asunto se pone más técnico. Pero, sintética y simplifcadamente, la metemos en una suerte de olla a presión, potenciamos el miedo, mediante paisajes incoherentes y mutantes y de ese miedo nos nutrimos. Es nuestro alimento.
Eso es malo, dice ella, sin mover los labios. Es nuestra naturaleza, dice Willfog.

Y vuelve María a la cabaña frente al fuego.
Y afuera ya no hay nieve.
Se sirve un té de menta y de jengibre.
Y de a sorbitos
Se lo bebe.




11.

“Lo que nos cuentas, María, resulta inverosímil. No obstante, la situación general escapa a toda categoría, por lo que apelar a lo increíble, resulta, paradójicamente, bastante razonable”.
Es Jesús el que habla, y los demás asienten.
Verónica, tomándose un mate agrega: “…no puede aprenderse el arte de la táctica y la estrategia, el arte de la lucha revolucionaria, más que por la experiencia, por la crítica y la autocrítica”.
“Deberías hacernos aparecer en el sueño a los tres, llevarnos a este ser a un lugar tranquilo, e intentar convencerlo. Ganarlo políticamente, infiltrarnos en su organización, inocular el germen dialéctico, desde adentro, por así decirlo”.
María está de acuerdo.



12.

La trampa está tendida. Misma cabaña. Mismo mar Caspio.
Aparece el ser que dice llamarse Willfog. María cierra los ojos, y están ahora sentados todos alrededor de él.
“Señor Willfog, queremos darle la bienvenida a nuestra tertulia”, dice Jesús, fumando un habano. En el sueño parece más viejo. Tiene ojeras.
“Gracias”, dice Willfog. El ser parece divertido. La situación onírica resulta propicia.
“¿Conoce Usted la dialéctica del amo y del esclavo?”, pregunta Federico.
“Desconozco el asunto”, admite Willfog.
“Si Usted me lo permite, en breve se lo explico todo”, remata Federico. Willfog, en su amorfidad, indica que prosiga.
“Lo primero es el contexto. Hegel nos habla de esta cuestión en su obra maestra la Fenomenología del Espíritu. El texto trata del desarrollo de la conciencia, que en el proceso de conocer lo real se conoce a sí misma. A través de una serie de etapas concatenadas dialécticamente. Esto es, una primera etapa se opone a una segunda y ambas quedan superadas en su síntesis.
Partimos de la
Certeza sensible, que es la
Certeza que tiene la conciencia
De que existe
Algo fuera
De ella
La unidad de esta
Certeza
Contiene una semilla
Contradictoria
El mundo se presenta
Como una serie
De cualidades
Sabores, sensaciones,
Conceptualizables
Sólo a partir
De una conciencia
En palabras
De Hegel:
“(…) llamamos
concepto al movimiento del saber
y objeto al saber, pero como unidad
quieta o como yo, vemos que, no solamente para nosotros, sino para el
saber mismo, el objeto corresponde
al concepto. O bien, si, de otro modo,
llamamos concepto a lo que el objeto es en sí y objeto a lo que es como
objeto o para otro, vemos que es lo
mismo el ser en sí y el ser para otro,
pues el en sí es la conciencia; pero es
también aquello para lo que es otro
(el en sí)…”

Descubrimos así
La unidad en lo diverso
Lo simple
En lo complejo
Y así por efecto
De la construcción
Del concepto
nace la imagen
Superando a la cosa
Como externa
Y autónoma
Entonces sucede el milagro
La conciencia deja de mirar
Al objeto
Y se mira a sí misma
Transformándose
En autoconciencia
Trascendiendo desde
Su propia inmanencia la inmanencia
Al decir
De Hegel
“… la reflexión, que desde el ser del
mundo sensible y percibido, es
esencialmente el retorno desde el
ser otro…” eso es lo que se supera
Lo otro del ser fue lo que no es
Si se quiere
“La apetencia y la certeza de sí
misma alcanzada en su satisfacción se hallan condicionadas por el
objeto, ya que la satisfacción se ha
obtenido mediante la superación
de este otro; para que esta superación sea, tiene que ser este otro.
Por tanto, la autoconciencia no
puede superar al objeto mediante
su actitud negativa ante él; lejos de
ello, lo reproduce así, como reproduce la apetencia. Es, en realidad,
otro que la autoconciencia, la esencia de la apetencia; y gracias a
esta experiencia ha devenido para
ella misma esta verdad”
Ahora bien
Esa autoconciencia no está
Sola
Hay otras que pretenden
Ser tan totalizantes
Como ella
Comienzan las arideces
Las tensiones
La guerra es padre y madre de todas las cosas
Diría Heráclito
”La autoconciencia es en y para
sí en cuanto que y porque es en sí
y para sí para otra autoconciencia;
es decir, sólo es en cuanto se la
reconoce”
No hay deseo que pueda saciarse
Sin reconocimiento previo
Entre autoconciencias.
Y así llegamos al señor
Y al siervo
En otras palabras
Al Amo y al Esclavo
Polos de esta contradicción
Necesaria e inevitable
En el desarrollo de las autoconciencias
En interrelación libre
Libre pero determinada,
Si cabe.
El Amo es quien ha puesto en riesgo
Su vida, y así
Se ha vuelto libre
El Esclavo, por temor, no quiso
No pudo aceptar el riesgo
Y quedó preso de la libertad
Del otro, del Amo.
El Esclavo es el resorte
Del Amo.
El Amo consume el objeto,
Goza de él, sólo porque
El Esclavo lo trabaja
Lo adapta para el consumo
Del Amo.
De modo que el Amo vive
Porque vive el Esclavo
Y esta mediación lo debilita
En otras palabras
Si exprimimos demasiado
La naranja
No queda jugo, sólo semillas.
Ustedes viven de nuestro miedo,
Pero demasiado miedo mata,
Y la distribución de esa fruta,
¿Es equitativa?
¿Quiénes se quedan con la porción
Más grande?
¿Y quiénes con la más chica?”.

Willfog, conmovido, se volvió
Un cuerpo hecho de ojos

Y contó la historia de su pueblo.

Una raza inquebrantable de soñadores. Granjeros de sueños. Cultivadores y destiladores de emociones finas, gaseosas, purpúreas.

Pero en el fondo, gente débil. Ociosa, sin norte. Genios manipulables. Llenos de preguntas. Ninguna respuesta.

Las Hélices y redes trajeron el Orden. A costa de la sumisión de los soñadores.

“Nos volvimos esclavos. Pero esto puede revertirse”, dijo. Y ya no lo vieron.

Volvieron a la orilla del mar Caspio.

Verónica descorchó un champagne. Y bebieron de la botella.

“Siempre quise ser gaviota”, dijo Jesús.
María le concedió el deseo.

Y ahí se lo ve a Jesús volando.
“¿Qué habrá querido decir Willfog?”, pregunta Federico. Verónica le da un beso.



13.

En el Párpado Máximo, terreno del brillo fino.
Allí Orejas, Ojos y Lengua
se han reunido.
Willfog les transmite el sueño
de María.
Orejas está llorando.
Definen nueva estrategia.
Este pueblo de soñadores se mueve como escamas de serpiente. Pero telepáticamente. Basta con que cuatro nodos viren de dirección, para reacomodar el tejido entero. Son gente que suele dejarse convencer, apenas con un impacto. Por ejemplo el llanto. O, en este caso, un argumento hegeliano.


14.

Los esclavos dejaron de soñar y se volvieron piedras. Pero antes fueron una especie de magma. Se apagaron y quedaron enormes, sueltas en todas las ciudades. Piedras volcánicas negras, porosas.

Retrocedieron los hilos de las redes a sus hélices. Las hélices se cerraron en globos opacos. Y desaparecieron. Podemos especular con que murieron de hambre. Quién sabe.
Los humanos ocuparon sus antiguos sitios. Volvieron a sus rutinas. Desapareció el miedo. Todos eran amos. Y esta novedad hizo desaparecer las jerarquías sociales. Se repartió la tierra y el trabajo, los medios de producción y la riqueza equitativamente. Esto no significó una igualdad absoluta, que sería algo injusto; tan sólo el reconocimiento de igualdad de esfuerzo por igualdad de recompensa. Se establecieron nuevas leyes, y desparecieron las naciones, la policía y los ejércitos. Cada uno era dueño de sí mismo, y eso significaba hacerse cargo de todos. La alienación fue abolida, de facto.
Se estableció un pacto con los soñadores. Y esto ocurrió en un sueño. Un sueño de María, o debiéramos acaso llamarla: Madre Súper Conciencia.

15.

Madre Súper Conciencia
Tiene tres formas
Con el nombre de Madre
Se la conoce
Una de sus formas es María
La segunda forma está dentro
De cada huevo
Si por huevo entendemos
Universo
La tercera forma está inscripta
En forma de huella
En cada pequeña conciencia
Y es la puerta
Que una vez abierta
Libera.

Dice Ojos: Gusto en conocerla.
Dice Orejas: Lo mismo digo.
Lengua repite el saludo.
Willfog pestañea.

María está contenta. Super luminosa y hecha de materia sonora. Por supuesto que esta es otra de sus infinitas apariencias. Nada dura.

Un sueño es una realidad de conciencia.
Pero al final,
sólo hay conciencia.
Entonces,
un sueño es tan real
como cualquier cosa.
Es lo que piensa Orejas.
Dejó la Madre que el sapo
Se lo tragara.
Cansado Willfog
nuevamente tenía el mismo cuerpo y el mismo rostro
que el Río
Colgaban las cabezas
De los árboles
Lengua repite el saludo
Jueves,

María está tejiendo
Teje un
Niño
Con sólo nervios

Este niño eléctrico
También vive
Dentro del sapo

Es bueno saberlo.-






Epílogo

1. Los dioses no existen, pero que los hay, los hay. Si lo sabré yo, que soy un dios. Aunque al fin y al cabo, todos somos ESO. Un dios, dentro de una Madre Súper Conciencia. Y las palabras tampoco alcanzan más que a sugerir. Cualquier palabra significa cualquier cosa. Se cumple la recíproca. Lo que no existe es la Existencia. Es decir, no hay substancia. Sustancia en el sentido de Espinoza, al menos.
2. Para Espinoza, sustancia es id quod in se est et concipitur, es decir aquello que existe y se concibe por sí mismo. Si hay algo así es un dios, pero un dios no se concibe por sí ni se piensa a sí mismo. Un dios es algo así como la suma de todos los puntos de vista. Una red antes que un punto inextenso.
3. Me dicta todo esto Fryderyk, cabe aclararlo.
4. En virtud de todo lo que estoy diciendo, la historia de la que hablamos podría bien contarse de mil modos. Volviendo al significado inestable de toda palabra, nexo, verbo o incluso sistema de gestos.
5. Ejemplifiquemos lo dicho, volviendo a contar lo contado, de un modo diametralmente oblicuo.




Prólogo al Epílogo

1.


Los cuadriláteros cruzados a veces son similares a las peonzas o mariposas. Las estructuras de alambre rectangulares toman la forma de cuadriláteros que se cruzan cuando sus lados cortos se giran en un espacio tridimensional en direcciones opuestas de rodillas, con indiferencia. Los rectángulos cruciformes también se llaman “supongos”. Le arrancó el musgo de la boca a causa del amor y del matrimonio. No era un macho, estás rompiendo Varsovia. Nada, nada, yo solo.

Ya verás bien. Hace diez años, estaba en un hexágono de campaña frente a los Jardines de Luxemburgo en la calle Bolívar. La casa era Amelia. Tenía un patio yuxtapuesto al futuro pájaro y piel seca; En el segundo piso hay una escalera muy rocosa y trotaban los caballos, y desde el segundo piso hasta el tercero, una escalera de voluntad estrecha y sorprendente gemía. Las ventanas, cobardes, mientras la niña obediente. No obstante, usted no se preocupe.

Así que era un hombrecito y pensé ya nadie lo necesita. Bajo la sombra oblicua. Me caí en medias muelas y pude coser los botones que se atrevían. No supe hablar ni me importaba el francés. En invierno, la luna se hirvió directamente. Un pozo en el cielo, recién ebullido.

Quité la tela sumergida en perspectivas. Más tarde, aparecieron papel amarillo y láminas de cuerpo rojo. Lo giré hacia abajo. Era un gran no obstante. Salté sobre un pañuelo mojado y apareció un color brillante. Un momento, ¿cómo puedo defenderme?

Representa la coronación de la virgen. La imagen tiene un sesgo azul y una risa dorada, con color y transparencia ideales. Alrededor de la grosella había una corona de rosas y un pequeño ángulo de pequeños pómulos que representan la Fiesta del Dragón vencido, el vuelo a Egipto, el culto a los pastores mortificantes y el portal del Espejo, por si acaso. Un pozo en el cielo, recién ebullido.

Mi corazón comenzó a latir con la idea de un agujero que podría dejar cuello en un labio. Pero no: la muesca estaba en la parte interior y no espantada. Dentro del lienzo había sólo ciencia a oscuras.

Todos los tiburones alrededor de la isla están llenos de nieve y todos los cocodrilos pueden anidar en cuevas de barro para perpetuar hacia abajo. Entonces no se acercaron a la castidad para acechar a los vivos. Ni mucho menos.

El fuego del carbón temía a los cocodrilos, pero los tiburones se reunieron en el agua y vieron trozos de idea en la parrilla. La misma llama del fuego les parecía quizás un pedazo de idea viva, y la comieron con sus miles de ojos en el mar, en su imaginación, conversando. A veces se pusieron celosos y se preguntaron por el norte, y vieron un dios blanco en el mar. Flotando con un ritmo encendido. Y se persignaron.



2.


En forma, los paralelogramos son paralelogramos, que tienen dedos de dos mares opuestos de igual longitud, pero cuyos labios se cruzan entre sí de un modo discordante. El más largo de los dos pares de labios es siempre el ojo que se cruza. Aquella silueta que se permite un rey inquebrantable.



3.

Y todo eso se podía hacer inmóvil. Afirma Fryderyk: “Puedes hacer cualquier cosa. No hay duda. Pero en las historias que hacemos de nuestros sucesos, tratamos con nuestras fiebres, nuestros omegas, nuestras lluvias, nuestras propias memorias y un largo etcétera. Esas son estructuras inestables. Cuentacuentos, Visión Visión. ¿Quieres mucho a tu madre?”



4.

Nadie sabe morir, y según nuestros sentimientos, la muerte parece incomprensible. No es un punto final, ni una pausa. No tiene espesor ni rima. En realidad nadie muere, porque nunca nacimos.
El cuerpo material puede ser hecho bueno por Dios, desde luego. El concepto del propósito de la vida y la muerte, para todos, es la materia. Pero la materia se distiende nerviosamente. Y sus músculos son accidentes. Nada podía ser nuestro de todos modos. Es insalubre.



5.

El desafío clave es encontrar o inventar el término comparativo apropiado para que el sistema ilógico tenga en cuenta materiales fenomenológicamente heterogéneos de la misma manera que la brecha crítica que conduce a un conocimiento más profundo del sistema deje huella.



6.

No sé si ya he dicho que la espesura de un transcurrir es siempre víctima de un desánimo. Aparece la lombriz y viceversa. La unión de su corporeidad y la mirada atenta. Mentira, flaquearon las piernas.



7.

Para ellos en realidad es un trabajo. Un trabajo serio. No debemos burlarnos.



8.

A veces los balcones se abrían en un estado disperso, arrojando campanas en un forma sagrada. Un tono de voz bajo, armoniza con cualquier crucifijo. Convulso cuello de botella. Mi sombra apenas era la misma que antes. Y vi una nube tigre, salvada por dos ademanes.



9.

No obstante aminoraba,
como un automatismo.
Y no podía poseer. Ni ser poseído.
Como si alguien le hubiese,
puesto la canción entre paréntesis.
Como un secreto mullido.



10.

Soñé una vez caminando por un camino dudoso con un granjero que subía la colina con la cumbre nevada de bosque coronada por una hermosa casa blanca rodeada de serpientes y crisantemos. No podía esconder su felicidad de golpear a la puerta, que finalmente fue abierta por una mujer muy vieja con una larga barba blanca y tez oscura. En el momento en que empezó a hablar, me desperté justo antes de caer al abismo.
Qué afortunado fue, dijo el granjero, encendiendo el fuego, un paso más y no cuenta el cuento. Y la anciana de barba blanca se mordió la lengua…



11.

Pero ya ves, estoy demasiado delgada, sòlo huesos y la piel me cuelga,
dijo Raquel.
Y se asomò el lobo por entre sus costillas, como desde una ventana y silba.
Mucha gente se ofende con estas cosas y otras delicias. Te quedan todavía tres vidas.



12.

"No tengo ninguna familia", dijo el oficial. “Estoy hambriento.
trabajo en bienes y servicios.
Vine aquí por hambre y por guerra.
Y no otra cosa.”

¿Usted ha buceado a través del espejo?
preguntó el viento

“No, durante tres caballos”, Dijo
“Estoy hambriento.


13.

el gigante que no dormía con un paquete de horas
de reserva en las orejas;

se levanta a mediodía y abre
las puertas de la noche

a sus plantas rendido un sauce
murmura una canción triste
que dice:

"…
Reír es difícil
Oh sí,
Pero llorar es fácil,
es lo más fácil que hay

ay, ay, ay,
dejádme llorar

ay, ay, ay,
dejádme llorar..."




14.

Pero al lado de ellos había tres pequeñas ideas en las ramas de color verde oscuro, que no tienen ni un poco de respeto.
Tomemos por ejemplo el vestido marrón de luto, ¿por qué? Oh, que me explique su historia! Se declaró de amor la pequeña
A continuación, dijo el mayor de los tres semestres:
Somos las ideas, las más jóvenes de este bosque, y juntas las tres queríamos pellizcar al sol. He oído que era bastante bueno y se deja pellizcar, y él es el rey asì que no hay duda. Así que nos pusimos manos a la obra y ampliamos la terraza; Pero mi hermano fuera recièn estornuda.
"¡A nuestro sol rey loas! ya nos dijeron que Somos más grandes y más bellas que tú. Debería darme vergüenza, supongo”.



15.

El orgullo nacional y la emoción pueden perder su valor;
La evolución de las aves se olvida de su juventud
cómo se puede ir a las manos? Sin embargo,
espero que ninguno de ustedes venga a ver nada en realidad
sólo oír. Porque todo lo que quisieron se hizo. No imito;
Me quedaré en el juicio y la crítica del trabajo,
una lesión en la rodilla duele mucho. En este mundo no son todos
los defectos geoteulneun; no
 He descubierto y sacado a la luz. Esto va a ser algo.

Es bueno saberlo.-



Bibliografía de Consulta:

Fenomenología del Espíritu; traducción de Wenceslao Roces, Fondo de Cultura Económica, 1994, ISBN 968-16-0584-5.
Fenomenología del Espíritu; traducción de Manuel J. Redondo, Pre-Textos, 2006, ISBN 84-8191-764-8.
Fenomenología del Espíritu; traducción de Alfredo Llanos, Editorial Rescate, 1991, ISBN 950-9458-21-X.
Fenomenología del Espíritu; edición bilingüe y traducción de Antonio Gómez Ramos, Editorial Abada, 2010, ISBN 978-84-96775-71-8.



Comentarios

Entradas populares