Brasil aquí también resucita

Un cuerpo de colores
Bosques por brazos 
Cuellos de saltos y ecos de truenos
verdeamarillos
Un cuerpo de al menos 27 cabezas
unas más graves que las otras
y más ojos que las moscas
Y múltiples nervios yuxtapuestos
vientos eléctricos gimiendo a coro
Con bocas que además exhalan ríos, neblinas
Y ruidos rojos de motores y turbinas
Con un edén artificial en el ombligo 
Flotante Brasilia 
Un cuerpo en movimiento uniformemente 
Desaforado y caótico hasta el margen de lo sublime
Con un lunático genocida al volante 
Un cuerpo de venas abiertas y arterias 
Sangrantes,
cuero que se derrama en sangre
oscura, densa, coagulada en las gargantas
de las cadenas de la imperial injusticia
Manchando la verdad al sur del continente y abriéndose
en mil llagas a borbotones 
Le duelen los ojos y las orejas y las manos, al gigante
Y las rodillas y el pecho y la nariz y los codos 
Nuestros dedos tan pequeños tan distantes
no alcanzan 
Para tocar y curar su tronco el árbol espumoso de su psique
Hermano mayor hecho pulso irregular
Volcán de lava hirvientre
Desinflados en tos sus eternos pulmones 
No nos alcanza la vida de todas las lágrimas
pasadas, futuras y presentes
Para llorarte
Nuestros huesos, nuestros hijos, nuestros sueños, nuestros versos, nuestros verbos son tus labios son tus vientos, gigante
Aquí, a tu sombra, tan insoportablemente
Indignos, impotentes, 
Cantamos tu réquiem transitorio
Tu fantasmagoria de ahora mismo
en desafinado murmullo
Que mañana sea todo huella
De gripal pesadilla
A la hora de tu segunda, infinita y definitiva venida

Por el poder de la espina de la rosa
Por el poder de la música y metáfora
Por el poder del árbol y su metafísica
Por el poder del signo del rocío, del tiempo
Y la milenaria poesía, 
Aquí mismo y ahora 
Invocamos el músculo dormido de tu centro
Apelamos al rayo infinito de tu cerebro 
Mojamos tus pies con el fuego de la lluvia 
Para que dejes de estar de rodillas
y te levantes,
des el primero paso y el segundo y te crezcan
Nuevas raíces donde quieras posarte
Y vuelvan las hojas del otoño a tu copa
y reverdezcan
de amarillas a verdes
de caídas a altivas,
Aquí, por obra y gracia de la mariposa 
Y la oruga
Desembrujamos al Brasil y resucita!

Aleluya 
Aleluya 
Aleluya 



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