una tarde el bosque
Una tarde el bosque fue a sentarse en curioso color mientras se enfriaba la lluvia. Llegaron los sueños del lugar y lo encontraron durmiendo. Como la ventana estaba abierta, el viento despertó al bosque y los sueños descalzos no supieron qué hacer, salvo pedirle perdón y un estornudo. Por suerte el bosque era ciego, sordo y mudo. Y pronto se le dio por seguir caminando.
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