la única ley

 la eterna cadencia

el ritmo

de una tos seca

(ciudad vacía

un tercio de bandera ondeando

después del viento

de la última tarde

y la última nieve


la única ley aquí

la única ley

que vale 

en esta selva selvosa

de signos que crecen

en los árboles

cual manzanas verdes

o aguacates

la única norma universal,

señoras y señores, es la ley

de la hospitalidad


a no guardar sonrisas

en la nuca

ni tanta cáscara ni canela en rama

pero admitamos incluso

el mar, como hipótesis

como mera conjetura

de la realidad vida

salada y pura espuma

--a secas


nuestras experiencias, nuestros rincones

nuevos, viejos, nuestros atardeceres

un poco al menos

rompen en la orilla

y se retraen

como en su caparazón la tortuga

se esconde


el cuerpo que ocupamos

es un amplio espacio

en un corto tiempo

una gota de mar vibrando

pero tampoco exageremos


lo crucial, quizá, sea el detalle

aumentando instante a instante

de volumen en saltos

quiero decir que al sintetizarse

la suma de los detalles integrados

y lo que resta en los márgenes, que es una suerte

de mala memoria ad hoc

es lo que estamos siendo

y no es poco ni mucho

morder la fruta y sacarle

el jugo, borrar el ruido

pero tampoco exageremos






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