Topología del absurdo
(FSF)
El filólogo italiano, licenciado Antonio Oitnotna, nos sorprende gratamente con esta su primera incursión en la ensayística topológica. Sabemos que las partículas que componen el absurdo, en tanto sistema emergente de relaciones incoherenciales, fueron detectadas en 1995, por un equipo de físicos de la Universidad de Mommsen. Se bombardearon neutrinos inapetentes con toda clase de positrones leguleyos y gases raros. Los absurditrones penetran en la materia más allá que otras partículas cargadas, y gracias a ello pueden ser identificados por su presencia en los detectores de posición ultrairónica. Un sistema de absurditrones está compuesto por ocho bobinas toroidales rellenas de suspenso, que producen un campo dialéctico mayoritariamente perpendicular a la trayectoria monocrómica del Pityrosporum ovale. Ahora bien, Oitnotna innova en tanto postula una posible estructura geométrica para el absurditrón y su combinatoria, así como también un esquema trasformacional y sus reversibilidades. Postula el autor que el absurditrón se comporta básicamente como un kiliágono molto vivace, es decir que posee una circunferencia circunscrita que difiere por menos de un 0.0004% de su área de influencia. Sus virtuales simetrías esquizoides replican el efecto calórico de un quark teórico unidemencial, y es posible buscar su vértice de desintegración en el rastreador interno flotante. No obstante, quedan notables incógnitas por despejar. ¿Podemos demarcar un tiempo de expansión promedio para el cateto de sus alelos? ¿Tenemos derecho a ello? ¿Es pensable su despolarización progresiva? En un medio distinto al vacío, ¿qué grado de autonomía posee una idea clara y distinta de sus radiaciones beta? Sólo la ciencia tiene las respuestas.
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