Respuesta a una carta de Anna
Vecina querida
Cuantas verdades en tu carta
Verdades que laten
Ciertas pero indemostrables
Beethoven reducido a cenizas
Virtuales virtudes portátiles
Hay tanto miedo de incomunicación masiva hoy
Que tejer una carta
Como la que has tejido
Es un milagro
Casi un sacrilegio
Decíamos con Marco que
Quizá haya tres arquetipos
Poéticos
El verso del diagnóstico, Brecht
El verso del presagio de los profetas, digamos Dylan
Por hablar de un profeta
Contemporáneo
Y el verso que habla
Del misterio sugiriéndolo
Desnudándolo sin desnudarlo
Y aquí estamos, entre el ruido
Y el silencio
Sufriendo el tiempo que
Muerde y remuerde
A nuestros pueblos
Somos pueblo
El pueblo es el verbo
El cuerpo de cristo
Eternamente crucificado
Eternamente resucitando
El verdadero deseo
Diría Buda
Es el deseo no egoísta
El deseo abierto
Desear por todas
Las cosas y personas
La cura definitiva
La cicatrización final
De la herida
Respirar al ritmo del río
Del aire
Desvanecerse en el flujo
Del instante
Única eternidad tangible
Y la palabra puede
Y la palabra rompe la piel
De la muerte
Y como una naranja se abre
Y se deja morder
Y deja caer sus semillas
A la tierra
Y su sueño germina
No se puede controlar al verbo
Como no se puede
Parar el viento
Pero no hace falta controlarlo
Ese es un sueño político
Sólo la mitad del sueño
Hay que aprender a oír
Y seguir el ritmo
Respirar al son de cada abismo
En el centro de toda ciudad
De todo bosque de todo
Camino
En la sombra de la nariz
De todas las civilizaciones
Y estrellas y dioses
Hay un gajo de naranja
Que palpita
Y ese acaso es el secreto
De nuestro arriesgado arte
Tratar de abrir el momento
Sin querer queriendo
Llegar a morder la pulpa
Sin morderla
...
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