ehredades

                              para Anna, por devolverme la fe

La noche y sus diecinueve raíces
tejen esta canción tan urgente
ehredades de verso terrestre
rezongos de insurgentes narices

crepitando en milagro macedonio
por la nuca de la hora delirante
congelada en estrofa inquietante
que borra la memoria del otoño

que pague quien deba y con paroxismo
la sombra de la risa compartida
como si la muerte entera fuera ya vivida
en el lapso de este breve espejismo