a don Miguel Hernández


tú que más que azucena
que silbo de jilguero humano
tú tan rayo que no cesa
tú tan vicio desdentado

tú, el cuchillo que corta
la voz
helada naranja 
del luminoso vacío


tú, el color de las
humildes altitudes
la angustia eléctrica del aire
transparente

tú, babel de babeles,
vientos, molinos, sequedades
lágrimas de cebolla
carnívoras, tú tan rojas
las mejillas

tú, el más manso yugo,
el dictamen lunar del leopardo
la jaula que derrama orillas
la verdad más bailable del verso

ay, Miguel, tú y sólo tú
sabes lo que tu sabes
y nunca lo callas

tú que más que azucena
que silbo de jilguero humano
tú tan rayo que no cesa
tú tan vicio desdentado



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