breve oda a la vida huida (muy al sub-modo de Fray Luis)


¡Qué cansada es la huida
de aquél que vive
de todo lo que ha sido
perdido en la perdida
memoria del ruido
marchita de rencor florecido!

Pues sólo le alivia el lecho
un ciclo de soles bien fermentados,
y ni en el más opaco trecho
se abstiene de prefabricados
perdidos paraísos recién decorados

No se dolerá si la flama
llora con lengua insincera
por la sonrisa que infama
tu boca pasajera
que toda su ternura diluyera

El ojo muerto por él al fin vea
y perdónensele sus amados olvidos;
el bosque sordo por él al fin sea
apenas eco de rubor descreído
la redundante leña del árbol caído





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