allá donde el color perdió el poncho


de muchas penumbras brota tu vergüenza
un licor de menta
servido en el verde té del instante
tras siglos de pólvora, brújula e imprenta,
todo se mueve, lo sólido desaparece
en las redes

pronto habrá el desengaño, tal vez,
o el llanto inesperado, o un dolor futuro terrible
de cabeza, como un rayo quemando
el juicio final penúltimo
mientras el dios de huesos de leopardo,
apenas sonriendo,
casi bostezando
allá donde el color perdió el poncho...



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