por ahora
lo que pareció suceder
pasó casi desapercibido
por el lomo del árido
hueso
hueso del tiempo vivo
sordo y ciego
dejan en la gorra
monedas para el chico
que
toca la guitarra
una santa melodía
divinamente anónima
nada se perdona porque
nada importa
nadie tiene que ser nadie
y nada más
por ahora
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